por extrañas que sean.
A tu forma de
hablarme cuando vuelves de un sueño
y al olor de tus manos cuando
picas cebolla.
Prometo acostumbrarme a tu rutina.
A besarte en los cuartos
y las medias.
A llamarte los martes y domingos.
A abrazarte sin ganas.
A llamarte los martes y domingos.
A abrazarte sin ganas.
Y a enfadarme por todo.
A reír cuando sueñas.
A reír cuando sueñas.
A soñar cuando ríes.
Prometo acostumbrarme a tus manías.
Y a tu barra de labios.
Y al panal de tus ojos.
Y a tu sombra planchada.
Y prometo ser dulce cuando llegue el momento.
Perfumar tu cabello con jarabe de ausencias.
Desliar el deseo que se enreda en tu falda
y contar hasta nueve.
Prometo acostumbrarme a tus manías.
Y a tu barra de labios.
Y al panal de tus ojos.
Y a tu sombra planchada.
Y prometo ser dulce cuando llegue el momento.
Perfumar tu cabello con jarabe de ausencias.
Desliar el deseo que se enreda en tu falda
y contar hasta nueve.